Alzheimer y Estimulación Cognitiva
Adriana García
Alzheimer a cuántos nos ha tocado o tocará, lo viviremos directa o indirectamente. Enfermedad devastadora, tan conocida y presente en boca y pluma de investigadores y literatos.
Nombrarla, únicamente intuirla, ya nos genera pavor, puesto que nuestros pensamientos y creencias se centran en una total indefensión.
¡Cuán paradójico es nacer sin saber nada, vulnerable e ir aprendiendo; para que esta dolorosa enfermedad nos vuelva al punto de partida!
“Desaprender para aprender” ese es el dogma en el que nos vamos a apoyar. Dejaremos de lado todo el desamparo mostrado en tantísimos estudios; para sintetizar y dejar ver cómo evitar, o en su defecto, frenar dicho deterioro cognitivo, en base a una buena estimulación.
Una aproximación a la enfermedad de Alzheimer
Trastorno neurológico de etiología desconocida, más común en la población mayor de 75 años. Afecta a la mayoría de las áreas cerebrales, mermando la autonomía del paciente, tal y como nombraba Piaget, precipitando un periodo de “involución”.
A pesar del elevado número de casos diagnosticados al año, es imposible realizar un diagnóstico preclínico; más los primeros signos de la enfermedad como son olvidos recurrentes de datos y/o incapacidad para realizar actividades cotidianas; nos hacen sospechar la presencia de enfermedad de Alzheimer.
Podemos distinguir 3 fases si hacemos alusión a la gravedad, divididas en leve, moderado y grave. Si recurrimos a la escala GDS, este número se amplía a 7:
- GDS 1,2,3 -> Primeros indicios y deterioro leve.
- GDS 4 -> Fase diagnóstica de demencia.
- GDS 5,6 -> Deterioro grave con necesidad de ayuda.
- GDS 7 -> Deterioro funcional muy grave.
En relación al complejo diagnóstico de la enfermedad, recurrimos a :
- Exploración física, neurológica y neuropsicológica.
- Pruebas de neuroimagen, principalmente RMN,TC o PET para identificar anomalías cerebrales. Es digno de mención que en fases iniciales de la enfermedad la RMN puede ser totalmente normal, por lo que es necesaria su repetición conforme vayamos notando nueva sintomatología.
- Estudio de marcadores por líquido encefalorraquídeo.
Actualmente, tal y como hemos mencionado anteriormente, sólo podemos obtener un diagnóstico a partir del inicio de la sintomatología; sin embargo, las nuevas líneas de investigación comienzan a ver la luz con nuevas pruebas genéticas, orientadas a personas con antecedentes familiares. El análisis en plasma de A BETA ya es certificado y usado en EE.UU para poder identificar la enfermedad antes de que dé la cara.
El tiempo corre en nuestra contra, pero lo que debemos hacer es identificar a la mayor brevedad posible, tratar con las herramientas disponibles e intentar estimular nuestros cerebros para evitar o frenar dicha enfermedad. Esta será la temática de nuestro siguiente apartado.
Prevención y tratamiento
La tendencia actual aboga por un tratamiento combinado donde prime la estimulación ,reservando la farmacoterapia para las etapas más avanzadas de la enfermedad.
La idea del tratamiento exclusivo del área cognitiva, donde el objetivo era paliar el deterioro; ha sido arrinconada, dejando paso a una visión más amplia. La meta actual es la calidad de vida, promoviendo un tratamiento integral que comprenda las diferentes áreas vitales.
A lo largo de las últimas dos décadas, ha cobrado gran importancia el Programa de Psicoestimulación Integral (PPI) de Boada y Tárraga.
Programa de Psicoestimulación Integral (PPI)
Los programas de estimulación cognitiva han sido objeto de estudio desde hace décadas, más la inexistencia de aquéllos estructurados que abogaran por la integralidad hizo que surgiera el Programa de Psicoestimulación Cognitiva (a partir de ahora PPI).
Actualmente, los programas se basan en la neuropsicología cognitiva, la terapia de modificación de conducta y el estado biopsicosocial del individuo, por lo que para conseguir el máximo provecho, deben ser totalmente individualizados y adaptados.
El pilar fundamental del PPI es la idea de “neuroplasticidad” neuronal. Nuestro cerebro es “flexible” y “moldeable”, por lo que podremos restablecer y adaptar nuestras funciones cerebrales, gracias al trabajo con estímulos, previamente seleccionados. El objetivo será reducir la dependencia, potenciando las capacidades conservadas frente a las debilitadas o perdidas.
Está demostrado que pacientes con demencia en estados leves-moderados mantienen, a pesar de su declive, cierta “reserva” cognitiva que hace posible adaptarse y generar nuevos aprendizajes para incrementar sus recursos.
No obstante, no debemos olvidar que dicha plasticidad se asienta en dos tipos de factores; los intrínsecos, relacionados con la “biología” personal y los extrínsecos, como pueden ser los referentes a la formación del paciente. Por ello, no hay caso similar.
El procedimiento debe ir en bloque, más en un primer lugar, evaluaremos al paciente para conocer su punto de partida y posteriormente pasar a la parte práctica.
Estudios relacionados con la PPI
Estudios revisados desde 2018 nos dejan atisbos de esperanza, puesto que vemos ciertas mejorías en personas afectadas por Alzheimer que han seguido programas de psicoestimulación.
Entre ellos el realizado por Burillo, M. et col (2020) el cual presente un programa de psicoestimulación combinada (individual y grupal) asentado en tres bloques; terapia de orientación a la realidad, psicoestimulación cognitiva y actividades en grupo.
Con una duración de 90 minutos por sesión y el uso de las nuevas tecnologías y actividades graduales, consiguen una mejoría del 37,5%, la estabilidad del 50%,dejando muy por debajo el 12,5% de empeoramiento de los pacientes.
Por otro lado, son dignos de mención los resultados obtenidos en programas de estimulación con perros, donde se aprecian mejorías tanto psicosociales, como fisiológicas de los pacientes (relajación, incremento de neurotrasmisores, reducción de la presión sanguínea, seguridad etc).
Existen evidencias sobradamente justificadas de los beneficios de éstos; sin embargo, pueden resultar caros, y por el momento, no disponibles en el sistema público.
Conclusiones
La vida en sí, es una carrera de fondo, debemos entrenar constantemente para mejorar nuestra marca y no decaer en el trayecto. Todo lo que ejercitemos supondrá una ventaja de cara a llegar a la meta.
Tal y como hemos observado, como citan tantos estudios, la esperanza de vida aumenta. Podemos vivir más y mejor, por lo que vida sana, bienestar emocional, trabajo cognitivo, así como apoyo psicosocial son las claves del éxito.
BIBLIOGRAFÍA
Burillo, M., Salvador, S., García, M., Romance, M., Labar, R., Calvera, L., Soler, C., Cordero, G., Quijada, L., & Mota, M. (2020). Eficacia de un programa de psicoestimulación integral en pacientes con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer. European Journal of Child Development, Education and Psychopathology, 8(2), 123-132. https://doi.org/10.30552/ejpad.v8i2.137
Maragall, F. P. (s. f.). Hablemos del Alzheimer. Fundación Pasqual Maragall. https://blog.fpmaragall.org
Mariscal López, J. (2018, junio). Diseño de un Programa de Psicoestimulación Integral asistido por perros en personas mayores con alzheimer (TFM). https://hdl.handle.net/10953.1/8047
Tárraga, L., & Boada, M. (s. f.-b). Volver a empezar. Glosa Ediciones.