Pautas para el manejo de problemas en la adolescencia
Telmo de la Rubia González
La adolescencia es una etapa de la vida que presenta asociada una fuerte numerosidad de cambios. Estos cambios pueden englobarse en tres categorías nucleares: biológicos-físicos, psíquicos-psicológicos y sociales. Para la persona adolescente, la vivencia de dichos cambios puede suponer una gran incertidumbre, inestabilidad emocional, y ciertas cuestiones adicionales que se resumen en un alto riesgo psicosocial, pese a que desde el punto de vista orgánico se trate de la etapa más saludable de la vida (Hidalgo & Ceñal, 2014).
Por ello, en la etapa de la adolescencia es común y normal que tenga lugar el conflicto, referido tanto a nivel interno como externo. Este conflicto no necesariamente tiene una connotación negativa per se, sino más bien, será la resolución del mismo la que aumentará o disminuirá el riesgo biopsicosocial de la persona.
Así, el objetivo del presente artículo es proveer una serie de pautas o estrategias respaldadas por la literatura científica, que faciliten el manejo de estos conflictos, promoviendo su resolución de la manera más saludable posible, dentro de los recursos personales y contextuales. Destacar que, las pautas descritas en el presente trabajo incluyen tanto el manejo del conflicto, como la prevención del mismo, con el objetivo de favorecer el bienestar psicosocial desde un marco más amplio, no reducido a la intervención una vez el problema ya se encuentra presente.
Una vez expuesto lo anterior, se describen varias de las posibles estrategias para el manejo y/o prevención de los conflictos que típicamente acontecen en el período de la adolescencia.
- Ser modelo respecto a conductas de salud. Parvizi & Hamzehgardeshi (2014) explican que, cuando los padres inician las conductas de salud y además se muestran colaboradores para apoyar a sus hijos en la puesta en marcha de estas conductas, es más probable que estos últimos desarrollen dichas conductas.
- Incrementar la tolerancia a la independencia. En esta etapa, los adolescentes consideran su independencia como una variable muy importante en su vida y en su salud. Permitirles cierto espacio y trabajar un grado mayor de tolerancia a esta independencia reduce la probabilidad de que se desarrollen comportamientos de riesgo (Parvizi & Hamzehgardeshi, 2014).
- Acordar conjuntamente un horario para el uso de RRSS. Los adolescentes que permanecen numerosas horas consumiendo internet presentan peor calidad de: alimentación, actividad física y sueño (Parvizi & Hamzehgardeshi, 2014). Pese a esto, imponer dogmáticamente un horario de uso de RRSS sólo incrementará el conflicto y el rechazo hacia el horario. Se debe tratar de realizar un acuerdo conjunto y explicarle al adolescente por qué es importante regular el uso de redes sociales.
- Promover una comunicación abierta y basada en el acuerdo mutuo. Una relación hostil entre padres y adolescentes puede traducirse en sentimientos de soledad, depresión, sensación de falta de entendimiento o comprensión y sensación de no estar siendo guiado y apoyado por sus padres (Parvizi&Hamzehgardeshi, 2014). Los adolescentes que se sienten libres a la hora de expresarse y comunicar cómo se sienten, presentan una probabilidad menor de desarrollar comportamientos de riesgo (Ioffe, Pittman, Kochanova & Pabis, 2020). La comunicación abierta y el acuerdo mutuo consisten en crear un espacio en el que se evite al máximo el juicio hacia el adolescente, se le permita hablar y se le escuche, minimizando las interrupciones, en el que se interese por sus logros, dudas, problemas, … y se promueva el acuerdo como estrategia para buscar soluciones o establecer límites, explicando el motivo de la implementación de normas y límites, de manera que se evite la autoritarismo en la medida de lo posible.
- Evitar el castigo físico. El uso del castigo por los padres es uno de los factores asociados al daño intencional hacia los iguales (Parvizi & Hamzehgardeshi, 2014). Generalmente, detrás de un comportamiento, existe una función o una necesidad. Siguiendo la pauta anterior, crear un espacio cálido, comprensivo y abierto, en el que se pregunte acerca de las emociones, dudas, preocupaciones, … del adolescente, quizás ayude a reducir comportamientos no deseados o de riesgo.
- Transmitir confianza hacia ellos. Cuando los padres confían escasamente en el adolescente, es más probable que éste no confíe en sí mismo. Esto, puede traducirse en dificultades a nivel académico, así como para el abandono de conductas de riesgo como el consumo de tabaco, por percibirse incapaces para hacer frente a la dependencia a la nicotina (Parvizi & Hamzehgardeshi, 2014; Kážmér, Dzúrová, Csémy & Spilková, 2014).
- Programar actividades de ocio conjuntamente. Los adolescentes que dedican su tiempo libre con su familia, con un calendario bien organizado, se ven menos afectados por la desviación social y el daño (Parvizi&Hamzehgardeshi, 2014). Es recomendable encontrar un término medio en el que el adolescente disfrute de la actividad, de manera que no asocie el ocio familiar a una cuestión negativa, sino que también contribuya a su bienestar.
- Trabajar en el cuidado de la relación intra-pareja. Los conflictos entre los padres presentan consecuencias adversas para los adolescentes, como bajas notas, fracaso, ausencia de confort y estrés (Parvizi & Hamzehgardeshi, 2014). La discusión es normal en cualquier tipo de relación y tiene su función. No obstante, una gestión poco adecuada, que cronifique y mantenga reiteradamente un conflicto en el que la agresión física y/o verbal es constante, repercutirá no sólo en la propia relación, sino en el adolescente. Por ello, es recomendable pedir ayuda profesional cuando la situación comienza a producir desbordamiento y efectos psicosociales tanto en los padres como en el adolescente.
- Evitar la co-rumiación como estrategia comunicativa. La co-rumiación consiste en poner el foco del proceso comunicativo entre los padres y el adolescente en el o los problemas que éste último describe, así como culpabilizarle y añadir más problemas a los iniciales, sin aportar estrategias de solución, es decir, rumiar sobre el problema. Este estilo comunicativo se ha relacionado con ciertos síntomas depresivos en el adolescente, no obstante, podría presentar un carácter funcional y adaptativo, al conceder al adolescente un espacio de escucha para hablar sobre el pasado (Ioffe, Pittman, Kochanova & Pabis, 2020), pero debe aplicarse de manera muy puntual y verificando que verdaderamente es útil para el adolescente y le hace sentirse escuchado y comprendido. En condiciones ideales, el estilo comunicativo por elección es el que se describe en la pauta 4.
Existen muchas estrategias adicionales a las que se describen en este trabajo, pero el objetivo del mismo es resumir algunas de ellas, basándose en la evidencia científica disponible. Además, es evidente que estas estrategias se encuentran fundamentalmente enfocadas a familias. No obstante, otros trabajos han desarrollado herramientas para el abordaje adecuado del adolescente en contextos hospitalarios y de atención médica (véase Sanci, Webb & Hocking, 2018: https://www1.racgp.org.au/ajgp/2018/december/risk-taking-behaviour-in-adolescents
Bibliografía
Hidalgo, M.I. &Ceñal, M.J. (2014). Adolescencia. Aspectos físicos, psicológicos y sociales. Anales de Pediatría Continuada, 12(1), 42-46. 10.1016/S1696-2818(14)70167-2
Ioffe, M., Pittman, L.D., Kochanova, K. &Pabis, J.M. (2020). Parent–Adolescent Communication Influences on Anxious and Depressive Symptoms in Early Adolescence. Journal of Youth and Adolescence, 49(8), 1716-1730. https://doi.org/10.1007/s10964-020-01259-1
Kážmér, L., Dzúrová, D., Csémy, L. &Spilková, J. (2014). Multiple health risk behaviour in Czech adolescents: Family, school and geographic factors. Health and Place, 29, 18-25. 10.1016/j.healthplace.2014.05.009
Parvizi, S. &Hamzehgardeshi, H. (2014). Adolescents’ view of health concept and its risk factors: a literature review. International Journal of Adolescent Medicine and Health, 26(3), 351–359. 10.1515/ijamh-2013-0311
Sanci, L., Webb, M. & Hocking, J. (2018). Risk-taking behaviour in adolescents. Australian Journal of General Practice, 47(12), 829-234. 10.31128/AJGP-07-18-4626