De la experimentación a la adicción
Cuando la curiosidad se convierte en un problema
Por Jacobo Márquez López
¿Qué es la adicción?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adicción es una enfermedad física, psicológica y emocional que genera una necesidad o dependencia hacia una sustancia, actividad o relación. En el desarrollo de la adicción, se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Está considerada como una enfermedad primaria, crónica, progresiva y fatal, la cual se caracteriza por continuos episodios de descontrol, negación ante la enfermedad y distorsiones del pensamiento.
Para poder hablar de dependencia física y psicológica, es decir de adicción hacia una sustancia, persona o conducta, la persona ha de presentar tres o más de los siguientes síntomas durante un periodo de 1 año:
- Fuerte deseo o necesidad de consumir la sustancia (haciendo alusión así mismo a la conducta o persona de la cual es dependiente el sujeto).
- Dificultades para controlar dicho consumo.
- Síndrome de abstinencia al interrumpir o reducir el consumo.
- Tolerancia.
- Abandono progresivo de los intereses ajenos al consumo (Interés únicamente en actividades relacionadas con dicha problemática).
- Persistencia en el abuso de la sustancia/conducta, a pesar de sufrir claramente sus efectos negativos y perjudiciales.
Del mismo modo que otras enfermedades crónicas, la adicción suele implicar etapas de recaída y remisión. Sin llevar a cabo un tratamiento o recuperación, la adicción crece progresivamente y puede desencadenar en discapacidad e incluso muerte.
¿Cuáles son las fases de la adicción?
Es importante señalar que la adicción no es un hecho sino un proceso y, en concreto, son cuatro las fases que determinan el desarrollo de una adicción. Los cambios de una fase a otra no han de darse siempre (Uno puede quedarse en abuso la mayor parte su vida sin pasar adicción), dependerán de ciertos factores como es, la vulnerabilidad o personalidad adictiva, factor genético, ambiental, la vivencia de un trauma… Los cambios entre fases ocurren de manera lineal, y del mismo modo, pueden ocurrir a la inversa (siempre que no se haya llegado a la fase de la adicción), es decir, puede pasar de abuso a uso, por ejemplo por el nacimiento de un hijo o un ascenso laboral que implique un cambio en sus hábitos y actitudes. Las cuatro fases son las siguientes:
- En primer lugar, la Experimentación, la cual supone un hecho corriente durante la juventud y tiene pautas asociadas al ocio de dicha La experimentación es una cuestión “normal”, donde una persona, guiada por la curiosidad, la cohesión grupal, la sobreactivación propia de la edad y la satisfacción hedónica, prueba una sustancia o comportamiento adictivo, interrumpiendo o no, su posterior consumo. Dicha continuación o interrupción supondrá el cambio hacia la siguiente fase.
- El Uso constituye la siguiente fase, donde la persona tiene ciertas ideas disfuncionales acerca de las conductas o sustancias adictivas, como por ejemplo que es más resolutivo bajo el efecto de ciertas sustancias (Ej: Alcohol o cannabis) o que ciertas emociones perturbadoras se gestionan con mayor efectividad llevando a cabo ciertas conductas en exceso (Ej: Sexo o juego). Sin embargo, la persona todavía no se encuentra muy apegada a dicha sustancia o conducta adictiva, ya que la consume en fines de semana y en ocasiones Del mismo modo, todavía no existen daños colaterales que afecten el plano laboral, económico, familiar o social. A pesar de que el consumidor busca ocasionalmente un cambio de sensaciones, en algunos casos se va generando dependencia progresivamente a nivel físico, psíquico y emocional. Una señal de alerta de que exista una posibilidad de ir a más, sería el empezar a usar el consumo como muleta emocional.
- Es en la fase de Abuso cuando el consumo se aumenta e incluso ocurren intoxicaciones. En la fase de abuso, es la conducta/sustancia adictiva la que dirige progresivamente la vida del consumidor y, en este caso ya sí hay daños colaterales en el ámbito escolar, laboral, social y/o académico. El estado de ánimo está caracterizado por ser cambiante, ya que el consumidor lleva una doble vida, es decir, una vida normal/funcional y otra adictiva, normalmente no conocida por su entorno.
- En la última fase, la persona tiene una necesidad incontrolable de consumir, por lo que en este caso, hablamos de Adicción. La persona consume de modo compulsivo, por lo que aquello que fue una técnica evasiva puntual se ha cronificado y convertido en una gran En este caso, el adicto consume para evadirse, sentirse mejor y generar placer, sin embargo, dada la tolerancia y la actual disfuncionalidad de ciertos circuitos cerebrales encargados de la circulación de neurotraumisores tales como la dopamina, dichas sensaciones van a menos e incluso desaparecen. De este modo, el adicto desarrolla una fuerte dependencia de consumo, sin embargo, no consigue los efectos positivos que solía conseguir. En esta etapa, la abstinencia se hace muy difícil, ya que incluso hay un compromiso orgánico, es decir, su organismo necesita de dicho consumo para seguir funcionando con normalidad. Por supuesto, las relaciones familiares y sociales se deterioran, llegando a romperse y perseveran las dificultades económicas y laborales. Pueden haber conductas de riesgo, como la promiscuidad sexual, el uso de drogas intravenosas o la mezcla de varias sustancias, ocurrencia de accidentes, etc.
¿Cómo intentar prevenir, durante la adolescencia, el desarrollo de una adicción?
Dada la facilidad de oportunidad de consumo con la que cuentan los jóvenes a día de hoy, es difícil no encontrar ambientes donde se consuman conductas o sustancias adictivas. Del mismo modo, también hay que tener en cuenta que ciertas conductas “disruptivas” forman parte del desarrollo de la personalidad del individuo, así como de su proceso de interacción grupal y de individuación, por lo que hay que entender ciertas conductas y actitudes como propias de una evolución ordinaria.
Algunos de los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de desarrollar una adicción pueden ser, el fracaso académico, los problemas familiares, una baja autoestima y la posible comorbilidad con otro trastorno/afección psicoemocional. Por el contrario, también existen medidas preventivas o factores de protección que retrasan, impiden o debilitan la evolución de la adicción, entres las que se encuentran las siguientes:
- Fomento de la autoestima Un joven con una imagen adecuada de sí mismo, así como de autovalor, tiene menos probabilidades de recurrir a las drogas, por lo que es importante que sean queridos, acompañados y comprendidos.
- Animarle a que adopte una conducta De este modo, es crucial que cuente con un buen sistema de valores. Al establecer límites, normas y velar por su cumplimiento, estimulamos que los jóvenes tengan un modelo de conducta a seguir y una conducta más sensata.
- Mantener una buena comunicación. Un diálogo frecuente entre padres e hijos es favorable para el aumento de confianza en la relación, sirviendo así de alivio para el joven que experimenta tanto cambios en su cuerpo y mente durante esta Es importante incidir en el desarrollo de un diálogo paterno-filial, pero no por ello ejercer un excesivo control parental, ya que, ante unos padres autoritarios, el adolescente decidirá buscar consejo en terceros no tan exigentes, lo que le puede llevar a perder la calidad de relación.
- Adecuada expresión emocional. Unido a tener una buena comunicación, es importante fomentar un lenguaje emocional. Por ello, es de ayuda, que el entorno tenga y comparta un conocimiento lingüístico de los estados emocionales y estimule la expresión de los mismos. Como ya hemos mencionado, la adicción es una afección psicoemocional, de modo que, en muchas ocasiones el adicto, dada su incapacidad de gestionar/expresar sus emociones, recurre a conductas/sustancias adictivas que pueden cumplir un efecto analgésico.
- Conocer las actividades que realiza y fomentar actividades de ocio. Por supuesto sin controlar, ya que este es el “síntoma” principal de aquellos que rodean a un adicto y, bien es sabido, que consumirá aunque se ejerza control sobre la persona. Sin embargo, sí se recomienda conocer su entorno, es decir con quién y qué entornos frecuenta, así como qué actividades lleva a cabo. En el caso de que el entorno actual no sea el más adecuado para el joven, es importante fomentar actividades de ocio complementarias, tanto con familiares como con amigos, que hagan que se mantengan ocupados y con una rutina estable.
- Hablar sobre las sustancias y conductas adictivas. En muchas ocasiones, ciertos temas tabú como el sexo o el consumo de drogas, se evitan hablar por parte de los progenitores, ya sea por protección o incomodidad. Pero no por evitar el tema, el joven va a desconocerlo eternamente, por ello, es crucial proporcionar una información correcta y objetiva sobre las consecuencias y peligros de el uso continuado de estos hábitos. Es importante mencionar las graves consecuencias que implica a nivel físico y mental, así como de la facilidad de conseguir drogas desde muy temprana edad.
¿Qué hacer si alguien cercano a mí sufre un problema de adicciones?
En primer lugar, animarle a pedir ayuda, hacerle entender que él/ella solo no puede. Para ello es importante que entienda y acepte que la adicción es una enfermedad y como tal necesita tratamiento. Así mismo, en este proceso de acompañamiento puede darse una negación de la enfermedad por parte del adicto, o que se asuma y más adelante haya una recaída, por lo que se ha de seguir una máxima y compartirla con el afectado, y es la siguiente: “Estoy aquí para ayudarte en tu recuperación pero no para ver como te destruyes, por ello, tienes mi apoyo total cuando tomes la decisión de recuperarte”.
Lo más probable es que un adicto no pida ayuda hasta que no toque fondo y el entorno puede ayudar a subir el fondo y así ayudar en su recuperación, por ello, es importante hacer que entre en contacto con las consecuencias de su enfermedad, como puede ser: No pagar las multas que le lleguen, no financiar el consumo o no permitir que viva por encima de sus posibilidades si no tiene ingresos. Del mismo modo, la manera más efectiva de subir el fondo es poniendo límites, como puede ser: Establecer unas normas de convivencia, como un horario, no permitir violencia ni robos en la vivienda.
Al ser considerada la adicción como una enfermedad sistémica, el entorno más próximo puede necesitar ayuda específica para acometer las acciones que tiene que tomar ya que son ciertamente complicadas, dada la adaptación disfuncional que se suele hacer a la enfermedad de la adicción.

Bibliografía:
-
- https://www.comunidad.madrid/servicios/salud/prevencion-adicciones.
- https://www.fundacionhaysalida.com/que-es-la-adiccion/.
- https://www.clinicarecal.com/post/es-posible-recuperarse-de-las-adicciones.
- https://www.clinicarecal.com/blog.
- https://www.quironsalud.es/kenko/es/11-14-anos/orientacion-adicciones-prevencion