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Funciones ejecutivas y el director de orquesta

 

 

 

 

 

Andrea Lecuna Aneiros

 

FUNCIONES EJECUTIVAS Y EL DIRECTOR DE ORQUESTA

 

Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos de alto nivel que involucran el uso del lenguaje, el juicio, la abstracción y la formación de conceptos, así como la lógica y el razonamiento.

 

COMPONENTES

Se encuentran unos componentes esenciales:

  • Actualización: La capacidad para adquirir, insertar y manipular nuevas informaciones útiles en la resolución de problemas novedosos y complejos.
  • Fluencia: La capacidad de procesarla información y emitir respuestas de forma eficaz.
  • Flexibilidad: La capacidad para emitir las respuestas adecuadas y pertinentes en cada nueva situación, inhibiendo aquellas respuestas que no resultan adecuadas y facilitando, por tanto, la alternancia eficaz entre nuevas tareas. En relación, la
  • Inhibición: La capacidad para suprimir la información no relevante o las repuestas automáticas que no son apropiadas a la hora de realizar una tarea de forma eficaz.
  • Programación o planificación: La capacidad para determinar, seleccionar y organizar de forma eficaz los pasos y tareas necesarias para conseguir el objetivo propuesto.
  • Toma de decisiones: La capacidad de elegir la opción más eficaz de entre las varias alternativas disponibles.
  • Memoria de trabajo: La capacidad de manipulación activa de información retenida mientras realizamos una actividad cognitiva.

También incluye la secuenciación y seriación (habilidad de ordenar ya sea el lenguaje, pensamiento, información o acciones en una sucesión con sentido, donde los elementos guardan relación entre sí).

 

 

EN EL PRINCIPIO DE LA ADULTEZ

 

Al leer los componentes, se puede reconocer el valor de las funciones ejecutivas. Son unas herramientas que, entrenadas, se convierten en los “superpoderes” de las personas. Permiten la toma de decisiones desde la madurez, permiten elegir correctamente las metas y dirigir la conducta al cumplimiento de estas, y permiten la resolución de problemas. Las funciones ejecutivas están asociadas a las redes neuronales incluidas en el lóbulo prefrontal, concretamente en el córtex prefrontal. Esta es una de las últimas partes del cerebro en desarrollarse y madurar, estimándose el comienzo de su última y más prolífera etapa de maduración alrededor de los 20 años. El cerebro termina de madurar entre los 25 y los 30 años. En estas edades, la vida ya requiere en la mayoría de las situaciones de todas estas habilidades, y es al mismo tiempo un momento en el que el cerebro esta experimentando muchos cambios y aprendizajes, siendo por lo tanto habitual que se forcejee y se entrene con las funciones ejecutivas hasta haberlas instaurado.

 

 

EN LA ADOLESCENCIA

 

De la infancia a la adolescencia, los comportamientos arriesgados crecen debido a los cambios cerebrales de la pubertad relacionados con como gestionamos el ámbito socioemocional. El sistema dopaminérgico se remodela drásticamente en estos años, llevando a un incremento de la búsqueda de recompensas, especialmente en la presencia de otros. Estas recompensas de dopamina que rigen la toma de decisiones pueden llevar a los adolescentes a tomar decisiones impulsivas, y en ocasiones arriesgadas. De la adolescencia a la adultez, estos comportamientos disminuyen. Son las funciones ejecutivas, como por ejemplo la inhibición de respuestas inadecuadas, las que surgen a través de la adolescencia y la adultez temprana con los cambios estructurales y funcionales del córtex prefrontal y sus conexiones con otras regiones. Esto supone una ventana (la plena adolescencia) en la que el sistema dopaminérgico se ha desarrollado pero el córtexprefrontal aún no, donde existe esa vulnerabilidad a tomar decisiones arriesgadas o temerarias.

 

 

EL DIRECTOR DE ORQUESTA

 

Elkhonon Golderg, neuropsicólogo y neurocientífico cognitivo, presentó en su libro El Cerebro Ejecutivo, una interesante metáfora. Para ello es importante recordar que el lóbulo frontal no solo rige lo mencionado. También la teoría de la mente, que es la capacidad de atribuir y evaluar pensamientos o intenciones a las otras personas, la capacidad de ver que también los otros piensan; o la autoevaluación.

La metáfora parece simple: los lóbulos frontales son un director de orquesta que conduce a los instrumentos, los interpreta y los coordina para producir una pieza de música funcional, con sentido. Los instrumentos son la información de todas las estructuras o aspectos de nosotros mismos.

Tiene una relevancia que puede incorporarse en el día a día. Al igual que un instrumento puede llevar la voz cantante en una obra, no ocurre que un violinista se suba al puesto del director o se ponga de pie y coordine a toda la orquesta. Las funciones ejecutivas se desarrollan con la maduración cerebral. Además, se pueden entrenar. Pero en el día a día también sirve para tomar consciencia, darnos cuenta de la multitud de aspectos, información o pensamientos que tenemos y de cómo si se articulan, si se coordinan, dan lugar a decisiones funcionales y que nos hacen bien.

Hay infinitud de situaciones, cerebros y decisiones. Existen alteraciones de las funciones ejecutivas (de diversos orígenes, incluido el daño neurológico), que dan lugar a síntomas que dificultan la vida de quien los padece, la integración y la adaptación al medio. La rehabilitación y entrenamiento de funciones ejecutivas es un elemento de la psicoterapia de probada eficacia.

 

 

 

Referencias

Goldberg, E. (2001) The Executive Brain: Frontal Lobes And The Civilzed Mind. Oxford University Press, USA.

Lozano, A., Ostrosky, F. (2011). Desarrollo de las funciones ejecutivas y de la corteza prefrontal. Revista de Neuropsicología, neuropsiquiatría y neurociencias, 11 (1), 159-172

National Institute of Mental Health. (2023). El cerebro de los adolescentes: 7 cosas que usted debe saber (NIMH Identifier No. 23-MH-8078S). U.S. Department of Health and Human Services, National Institutes of Health. 

Portellano Pérez, J.A. y García Alba, J. (2014) Neuropsicología de la atención, las funciones ejecutivas y la memoria. Ed. Síntesis. ISBN 8490775583)

Steinberg L. (2008). A Social Neuroscience Perspective on Adolescent Risk-Taking. Developmentalreview: DR, 28(1), 78–106. https://doi.org/10.1016/j.dr.2007.08.002