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El ajedrez y sus beneficios cognitivos

 

 

 

 

Francisco Ruiz

 

 

El ajedrez y su origen

 

El ajedrez es un juego de tablero de los más antiguos y reconocidos del mundo. Se cree que su origen está en la India y que originalmente se llamaba Chaturanga, que significa “los cuatro miembros el ejército”. Más tarde se expandió y transformó por el mundo; empezó por Persia, más tarde se extendió por Asia y finalmente llegó a Europa en la Edad Media.

Se hicieron varias modificaciones en las normas del juego y se utilizó como una herramienta de enseñanza en la estrategia militar. En la actualidad es un deporte reconocido, con millones de jugadores por todo el mundo y que no deja de expandirse y evolucionar. Nombres como Magnus Carlsen, Hikaru Nakamura, Garry Kasparov o Bobby Fischer podrán sonar hasta a aquellos que no siguen el juego de cerca.

Incluso con la llegada de los ordenadores al juego y su capacidad suprema de análisis, el juego sigue siendo un desafío para la máquina y para el ser humano. Para poner en perspectiva, se estima que en el ajedrez existen 10^120 posibles partidas diferentes en el ajedrez. En el universo observable se estima que existen 10^80 átomos en total. La mayoría de esas partidas son casi imposibles de llevar a la práctica (movimientos erróneos, malísimas jugadas, posiciones teóricas…), pero sirve para hacernos una idea de la inmensidad de posibilidades a las que se enfrenta uno en cada partida.

 

 

Beneficios cognitivos del ajedrez

 

El ajedrez contribuye al desarrollo de la atención, la memoria de trabajo y la concentración (Montejo, 2022). Cada partida supone un reto para el cerebro en todos los sentidos del que se ve beneficiado. Por ejemplo, la atención y la concentración son fundamentales para mantenerse dentro del juego. La memoria operativa se usa para recordar patrones de movimientos y posibles posiciones en el tablero.

La memoria operativa es un sistema cognitivo que utilizamos para realizar tareas complejas. Funciona reteniendo información de forma temporal para poder manipularla y trabajar con ella a nivel cognitivo. También se utiliza en la toma de decisiones, en la resolución de problemas, en el razonamiento…

La relación entre ajedrez y memoria operativa ha sido ampliamente estudiada, demostrándose sus beneficios en numerosas ocasiones. Gobet y Simon descubrieron en 1998 que los jugadores expertos tienen mayor capacidad de almacenamiento de información en su memoria de trabajo, que no solo se traduce en un entendimiento mayor del juego, también se extrapola a la vida cotidiana.

 

 

Ajedrez para todos

 

¿Puede una persona que no sea experta en el juego ni tenga años de experiencia beneficiarse del ajedrez? La respuesta es que sí. El ajedrez es beneficioso a cualquier nivel y a cualquier edad. Su práctica puede ponerse en marcha en cualquier momento, nunca es tarde para aprender a jugar. Si bien es cierto que puede ser un juego complicado, no es necesario llegar al nivel de un experto para disfrutarlo.

Aciego, García y Betancort estudiaron los beneficios de la práctica regular de ajedrez en niños de entre 6 y 16 años y los resultados mostraron una mejora en la resolución de problemas, de las capacidades cognitivas y del desarrollo sociopersonal.

Las personas mayores también ven los efectos positivos del juego en sus capacidades cognitivas, ayudando a frenar su deterioro y a mantener la memoria operativa. Además, practicar el juego ayuda a combatir el estrés y mejora el estado psicosomático general (Mikhaylova et al. 2019).

Sala y Gobet (2016) investigaron sobre el efecto del ajedrez en niños. Sus conclusiones fueron positivas al respecto, pero plantean la duda sobre si realmente el ajedrez supuso un beneficio o fue debido al efecto placebo. Sus datos apuntaban a que la mejora en la lectura era debido al placebo. También se preguntaron sobre qué características del propio juego eran las que producían las mejoras cognitivas. La duración del entrenamiento fue lo que consideraron de mayor importancia: un entrenamiento muy corto no daría lugar a mejoras y uno muy largo podría acabar con estas.

Aunque queda todavía mucho por estudiar sobre los efectos del ajedrez en las personas, todos los estudios e investigaciones, aún con sus diferencias en varios aspectos, apuntan hacia la misma dirección. Es importante comprender que el ajedrez no puede ser sustituto de ningún procedimiento médico o psicológico. Solo es un complemento más para alguien que busca nuevos retos para sí mismo, conocer otras personas, entrenar el cerebro de forma divertida o conocer un juego nuevo.

 

 

 

 

Bibliografía:

 

Montejo Carrasco, P. (2022). Ajedrez: Juego y ejercicio para prevenir el deterioro cognitivo. Recuperado de https://web.archive.org/web/20220525041442/https://www.mayoresudp.org/ajedrez-juego-y-ejercicio-para-prevenir-el-deterioro-cognitivo/

Gobet, F. & Simon, H. A. (1998). Expert Chess Memory: Revisiting the Chunking Hypothesis. Memory, 6(3), 225-255. https://doi.org/10.1080/741942359

Mikhaylova, I. V., Medvedev, I. N., Makurina, O. N., Bakulina, E. D., Ereshko, N. Y., &Eremin, M. V. (2019). The Effect of Playing Chess on an Aging or Pathological Organism. Bulletin of Experimental Biology and Medicine, 167(2), 192-196. https://jbiochemtech.com/storage/files/article/b9e4560e-c073-458a-b7a0-25194647509a-XGLEVA7C9Bs6YcY0/j-biochem-tech-2021-123-47-52-966.pdf

Sala, G., & Gobet, F. (2016). Do the benefits of chess instruction transfer to academic and cognitive skills? A meta-analysis. Educational Research Review, 18, 46-57. https://doi.org/10.1016/j.edurev.2016.02.002

Aciego, R., García, L., & Betancort, M. (2016). Efectos del método de entrenamiento en ajedrez, entrenamiento táctico versus formación integral, en las competencias cognitivas y sociopersonales de los escolares. Universitas Psychologica, 15(1) 165-176.http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.upsy15-1.emea