Trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes
Sahar Zinouni
El trastorno depresivo mayor (TDM) forma parte de un grupo de diagnósticos llamados trastornos depresivos que incluyen:
- El trastorno depresivo mayor.
- El trastorno depresivo persistente (distimia).
- El trastorno de perturbador por desregulación del estado de ánimo (solo para niños).
Los trastornos depresivos se caracterizan principalmente por una alteración de la respuesta emocional básica de tristeza o del estado de ánimo triste, deprimido, vacío o irritable.
Prevalencia de los trastornos depresivos en niños y adolescentes
No se daba importancia a dicho trastorno en niños y adolescentes hasta hace pocas décadas, sin embargo, en la actualidad, ya se considera una prioridad sanitaria y social debido a que presenta una prevalencia importante.
En el último año, la prevalencia de trastorno depresivo mayor en niños es en torno al 3% y hasta el 7,5% en adolescentes. Son mucho más prevalentes en la etapa de adolescencia, sin pasar por alto el elevado porcentaje que hay en niños. En cuanto al sexo, a partir de la adolescencia, es más prevalente el TD en chicas. Hasta los 12 años no hay diferencias entre sexos.
En España, en concreto, un 8.8% de niños y adolescentes presentes en unidades y centros especializados en salud mental tienen un diagnóstico de trastorno depresivo.
Por todos estos datos, se puede concluir que los TD en niños y adolescentes son un problema sociosanitario importante que afecta a un porcentaje considerable de la población general infantil y adolescente y que pueden llegar a ser muy incapacitantes.
Curso, comorbilidad y consecuencias de los trastornos depresivos en niños y adolescentes
Los trastornos depresivos son trastornos muy recurrentes, el 69% de niños con trastorno depresivo mayor desarrollan antes de 5 años otro episodio depresivo mayor. Los jóvenes con trastorno depresivo, con frecuencia continúan batallando con el estado de ánimo depresivo cuando son adultos.
Este trastorno tiene una alta comorbilidad con otros trastornos psicológicos, entre el 40% y 70% de niños con depresión presentan otro trastorno simultáneo ya sea trastorno de ansiedad, trastorno por déficit de atención, trastorno de conducta o incluso trastorno por consumo de sustancias.
Este trastorno perjudica de manera importante el funcionamiento vital del menor, dando lugar a alteraciones en sus habilidades sociales, emocionales, cognitivas e interpersonales, pudiendo llegara refugiarse en su habitación y que todo su mundo sea ese. Según la OMS, la depresión junto con otros trastornos se encuentra entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes(OMS, 2021).
Depresión y suicidio
La depresión es uno de los principales factores de riesgo del suicidio, al igual que otras conductas relacionadas con el suicidio. Se pueden diferenciar diferentes niveles; intentos de suicidio, amenazas de suicidio (verbal, escrita o por otro medio), ideación suicida (desde ideas vagas hasta planes detallados) y autolesiones no suicidas (generalmente se realizan con petición de ayuda no mera llamada de atención o manipulación).
Los datos anteriores a la pandemia muestran que casi la mitad de los adolescentes con depresión (48,6%) presentan conductas relacionadas con el suicidio. De ellos, el 16% son intentos de suicidio, 19% han presentado ideación suicida, 13% han cometido autolesiones no suicidas.
Un dato alarmante muestra que el 72% de los menores deprimidos tienen ideas de suicido aunque es menor el riesgo de suicidio cuanto menor es la edad. Según la OMS, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los adolescentes mayores de entre 15 y 19 años(OMS, 2021). No obstante, las tasas de suicidio en España son más bajas que en el resto de los países de la Unión Europea.
Por tanto, debido a esta información, podemos decir que en la adolescencia, el trastorno depresivo multiplica el riesgo de suicidio, por este motivo, es conveniente evaluar el riesgo de suicidio cuando sospechamos que un niño o adolescente padece un trastorno depresivo. Si se da el caso, procedería a evaluar las conductas e ideas suicidas, los factores de riesgo y los factores de protección y recursos.
Trastorno depresivo mayor
En los niños y adolescentes se definen los mismos tipos de depresión que en los adultos, matizándose ligeramente los criterios diagnósticos ya que los síntomas y su expresión varían en función de la edad. Por ejemplo:
- El estado de ánimo triste o irritable para niños pequeños menores de 6 años se manifiesta con tristeza e irritabilidad (rabietas y conductas destructivas). En niños entre 6 y 12 años se manifiesta en forma de tristeza y adolescentes entre 13 y 18 años se da en forma de malhumor, ira y rebeldía.
- La falta de interés se manifiesta en niños menores de 6 años con una reducción del juego con amigos. En niños entre 6 y 12 años se da en forma de “aburrimiento” y en adolescentes entre 13 y 18 se manifiesta con pasotismo.
- El sentimiento de inutilidad o culpa se manifiesta en los menores de 6 años con preocupación por el castigo, por el fracaso, o por llamarse “tonto”. Entre 6 y 12 años, se identifica debido a la presencia de baja autoestima, autodesprecio, agresividad, autocrítica y culpa. Y en adolescentes entre 13 y 18 años se da mediante el autodesprecio, tienden a preocuparse por la imagen corporal y tienen baja autoestima.
Los criterios que tendrían que darse para cumplir con este trastorno son los siguientes:
1 – Presencia la mayor parte del día, casi cada día, durante al menos dos semanas consecutivas, de estado de ánimo triste, irritable, o perdida de interés y de la capacidad para disfrutar de actividades que antes eran placenteras.
Durante ese periodo, el niño o adolescente experimenta al menos otros 4 síntomas de una lista de 7:
- Cambios de apetito o peso (o incapacidad para conseguir el peso apropiado para su edad).
- Cambios en el patrón de sueño (insomnio o hipersomnia).
- Cambios en la actividad psicomotora (agitación o enlentecimiento).
- Falta de energía.
- Sentimiento de infravaloración o culpa.
- Dificultad para pensar, concentrase o tomar decisiones.
- Pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas.
2 – Los síntomas no se producen por el efecto directo de una enfermedad médica o de la ingestión de medicamentos o drogas, o no se explica mejor por la muerte reciente de un ser querido o por la presencia de un trastorno psicótico o un trastorno bipolar.
3 – Los síntomas se experimentan con un intenso sufrimiento e interfieren con la capacidad para estudiar, jugar o salir con los amigos, y en general, con el funcionamiento cotidiano del menor.
4 – Especificar si es episodio único o recurrente (2 ó más episodios depresivos mayores).
Por último, tener en cuenta que para que se hable de remisión, debe suceder un periodo de al menos dos meses sin síntomas o solo con uno o dos de gravedad leve. Además, tomar en consideración que no todos los niños y adolescentes que tienen un TDM tienen los mismos síntomas y con la misma duración, hay bastante variabilidad.
Bibliografía
García Vera, M. de la P., & Sanz Fernández, J. (2021). Tratamiento de los trastornos depresivos y de ansiedad en niños y adolescentes : de la investigación a la consulta (Ser. Psicología). Pirámide
Martínez-Martín, N. (2014). Trastornos depresivos en niños y adolescentes. Anales de Pediatría Continuada, 12(6), 294–299. https://doi.org/10.1016/s1696-2818(14)70207-0
Mindyra Health Corporation.(s. f.). El trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes. https://www.mindyra.com/es-cr/solutions/child/major-depressive-disorder
Salud mental del adolescente. (2021, 17 noviembre). https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health