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Respiración y cerebro:

¿Cómo se relacionan?

 

 

Carlos Bagur Taltavull

 

Desde hace siglos muchas antiguas tradiciones han puesto de relieve en sus prácticas filosófio-religiosas la importancia del control de la respiración como medio a alcanzar o modular ciertos estados mentales. Tal es el caso de los ejercicios de meditación budistas o el hesijasmo, ejercicios de contemplación de los monjes cristianos. Estas dos, a pesar de constituir dos tradiciones distintas, poseen en común una cosa: el papel de la respiración es trasversal a todos los aspectos de su técnica particular, aunque bien es cierto que en estos ejercicios la respiración y sus efectos son más bien un medio y no un fin.

En los últimos años, ha aumentado el interés por la influencia de la respiración sobre el cerebro y su influencia sobre los estados mentales. Han sido muchos los estudios en la última década que se han aproximado, desde los paradigmas que marca el método científico, al estudio de la relación respiración-cerebro y sus efectos. De este modo, varios estudios han destacado la relevancia que tiene la respiración en el bien estar general, la cognición, la emoción o la memoria.

 

 

TIPOS DE RESPIRACIÓN

Se pueden diferenciar tres tipos de respiración, asociado cada uno de ellos a un proceso concreto de enfrentar distintas demandas ambientales.

  1. Costal superior o clavicular es el patrón más superficial, el más frecuente y el menos saludable, quedando la mayor parte de aire retenido en la parte superior de la caja torácica.
  2. Diafragmática. Se produce por la movilidad de las costillas inferiores y el abdomen, se trata de tipo de respiración fisiológicamente más saludable.
  3. El tórax permanece inmóvil y el abdomen es el que demuestra una extraordinaria movilidad.

 

 

TALLO CEREBRAL Y RESPIRACIÓN

McClean propuso el Modelo del cerebro Triuno, en el que presentaba al cerebro dividido en tres partes. Éste postulaba una organización jerárquica ordenada filogenéticamente, donde hay partes más primitivas y otras más nuevas que se han ido “sumando” a lo largo de la evolución. Como todo modelo, éste no es exacto y tiene muchos límites (por mencionar uno: el cerebro no es una suma de partes, sino un todo integrado tanto estructural como funcionalmente), pero nos vale para integrar datos obtenidos en investigaciones. Pues bien, según el modelo, el cerebro se compone de la neocorteza, la parte “más sapiens” y más reciente según la filogenia; el sistema límbico y el cerebro reptiliano, el más antiguo y con las funciones más primitivas. Pues bien, éste último se identifica prácticamente con el tronco del encéfalo, lugar que es clave para modular muchas funciones vegetativas, y entre otras, la activación de los niveles cerebrales superiores, de modo general e inespecífico. Se ha demostrado su importancia en la modulación de distintos patrones de activación cortical, de modulación atencional o del paso del estado de sueño a vigilia.

Toda la modulación anterior es por medio del denominado sistema de activación reticular ascendente o SARA, que está formado por una compleja red de núcleos del tallo cerebral que proyectan y reciben conexiones de niveles superiores. A parte de estar conectadas a los niveles superiores, reciben y envían también multitud de información de los estados corporales.

Conectando con el tema que nos interesa, los estudios que relacionan la respiración con el cerebro se han centrado en un núcleo que forma parte del SARA, el núcleus coeruleus. Éste proyecta formando parte del sistema noradrenérgico, el cual está involucrado en procesos de atención, activación o alerta. Como hemos comentado, el SARA también es modulado por otros sistemas que lo conectan con el resto del cuerpo. Aquí vamos a hacer referencia al complejo Pre-Bötzinger, que modula la actividad del locus coeruleus en función de cómo respiramos. Dicho de otra forma, le informa de cómo es nuestra respiración. Y es que no hay una sola forma de respirar, sino que hay distintos modos de respirar dependiendo de las necesidades de adaptación del momento. De este modo, si hay distintas formas de respirar, se entiende que tanto ésta como la activación del cerebro deben de ir acompasadas y que en esta relación, el uno o el otro pueden arrastrarse e influirse mutuamente, de modo bidireccional.

 

 

EL COMPLEJO PRE-BÖTZINGER

En un artículo de la revista Science, 2017, se publican los resultados de un estudio sobre el complejo Pre-Bötzinger; sobre cómo los patrones de respiración influyen en los sistemas de memoria, atención y expresión emocional.

 

 

RESPIRACIÓN Y EMOCIÓN

En relación a la emoción, cabe destacar la importancia del hipotálamo, una estructura subcortical que tiene una importante función en el sistema neuroendocrino. Destaca entre otros, su papel en procesos emocionales; tanto en los que tienen que ver con los cambios fisiológicos que requieren la tendencia a la acción de una emoción concreta, como integrando y proyectando información a otras áreas, tanto subcorticales como corticales, que a su vez reintegran y elaboran otros aspectos de la situación. Pues bien, esta actividad está modulada de forma distal por cómo respiramos, por mediación del mencionado complejo Pre-Bötzinger y las proyecciones de noradrenalina desde el tallo cerebral. De este modo, la respiración rápida y superficial -propia de estados de miedo o ira- está relacionada con el aumento de la actividad fásica de las neuronas noradrenérgicas del locus coerúleus, “activando el cerebro”, y así, la actividad del hipotátamo.

Cabe destacar que si bien una activación de la actividad noradrenérgica es buena si se ajusta a los requerimientos de la situación; también es verdad que una activación excesiva puede bloquear la funcionalidad de ciertas zonas cerebrales. Por poner un ejemplo, la actividad del hipocampo se puede bloquear, con la consecuente interrupción de procesos de integración en la memoria de una experiencia dada; a su vez, una exposición prolongada a altos niveles en zonas de la corteza frontal puede dar lugar a la degradación del tejido nervioso, aumentando -junto con la mencionada degradación de la función del hipocampo- la probabilidad de sufrir trastornos emocionales. A su vez, una respiración más lenta y amplia, hecha con el diafragma, ralentiza la actividad del L.C, pudiendo modular estados de hiperactivación e influyendo en el desarrollo del proceso emocional.

 

 

RESPIRACIÓN Y MEMORIA

Otro dato interesante es que la forma de respirar también influye en la memoria. Normalmente se relaciona un patrón electroencefalográfico de ondas gamma (100 hz.) con la consolidación de memoria. Se ha demostrado que este patrón es también susceptible de ser modulado por cómo se respira. Otro aspecto interesante es que no da lo mismo respirar por la nariz que por la boca. Mediante técnicas con neuro imagen funcional se ha constatado que el respirar por la nariz influye en la activación metabólica de zonas relacionadas con la memoria y la emoción, tal es el caso del hipocampo y amígdala. Por su parte, la respiración por la boca no correlaciona con cambios funcionales en estas zonas.

 

 

ENTRENAR LA RESPIRACIÓN

El objetivo de las técnicas de respiración es obtener un patrón de respiración saludable, que además puede ayudar a monitorizarla y adaptarla a cada momento de nuestra vida. De esta forma, mediante una respiración con el diafragma, por ejemplo, se podría reducir o manejar niveles de estrés y ansiedad. Los parámetros a tener en cuenta para el éxito de los ejercicios de respiración son los siguientes:

  1. Se suele establecer un tipo de respiración diafragmática que llene la parte inferior, media y superior de los pulmones.
  2. En cuanto al flujo, debe llenarse primero la parte inferior, luego la zona costal medial y por último la costal superior, en el mismo orden la expiración.
  3. La secuencia más característica es inspiración-pausa-expiración-pausa.
  4. La respiración debe ser fluida, constante y no forzada.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Collado Guirao, P. (2017). Psicología fisiológica. UNED.

Le Van Quyen, M. (2019). Cerebro y silencio. Plataforma Editorial.

Yackle, K., Schwarz, L. A., Kam, K., Sorokin, J. M., Huguenard, J. R., Feldman, J. L., Luo, L., et al. (2017, March 30). Breathing control center neurons that promote arousal in mice. Science.