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La menopausia

 

 

 

Sahar Zinouni

 

La menopausia es un periodo fisiológico en la vida de las mujeres en el que se produce el cese definitivo de la menstruación debido a la pérdida de la función folicular ovárica. Clínicamente se diagnostica la menopausia después de 12 meses de ausencia de periodos menstruales (Greendale, G.A. et al. 1999).

 

Varios estudios longitudinales, han intentado identificar los síntomas y su prevalencia en distintas etapas.

1) Y es que primero hay una etapa antes de la propia menopausia que se denomina premenopausia de la cual, el sistema neurohomonal que gobierna la ovulación, comienza a desregularse, sin evidencia de una modificación de la duración del ciclo.

2) La perimenopausia incluye uno a dos años previos al último sangrado, en la que hay más irregularidades menstruales y que incluye un año después del último sangrado.

3) La postmenopausia se inicia un año después del último sangrado menstrual hasta el final de la vida menstrual de la mujer. Sobrepuesta con la perimenopausia está la llamada transición a la menopausia, concepto originariamente aplicado a los cambios hormonales que ocurren antes de la última menstruación y que termina con el último sangrado. (De Cetina, C., 2006).

Estudios precedentes refieren que la edad de la menopausia es variable (entre los 35 y 55 años), aunque puede aparecer como promedio a los 50 años; por debajo de los 40 años se considera como prematura, mientras que, por encima de los 52 es tardía. (Sarduy, T., 2019).

 

¿Qué está pasando en la menopausia?

Conforme avanza la menopausia se produce un aumento, en las gonadotropinas, de la hormona folículo estimulante (FSH), hormona luteinizante (LH), baja secreción ovárica de esteroides (estradiol y progesterona) y una disminución de por lo menos un 50% de la testosterona. Estos cambios dan lugar a un hipoestrogenismo, que finalmente desemboca en el aumento de los niveles de andrógenos (Schmidta et al, 2009).

 

¿Síntomas de la menopausia e impacto psicológico?

Los síntomas se clasifican en físicos como los bochornos, psicológicos como los cambios de humor o mixtos como las alteraciones cardiovasculares; también se han clasificado en típicos y atípicos; que son los síntomas vasomotores (bochornos, sudoración nocturna y disturbios del sueño) y los síntomas asociados tanto a la menopausia como a los cambios propios de la edad, como los dolores de cabeza, de espalda y articulares, la piel seca y la disminución de la concentración (De Cetina, C., 2006).

  1. Los síntomas vasomotores se producen por la disminución de los estrógenos que provocan una caída de la temperatura corporal, provocado por la hormona leuteinizante de la pituitaria y las endorfinas. Estos síntomas se relacionan también con un aumento de la serotonina, y de otros neurorreguladores que provocan una pérdida de calor. Las mujeres describen esta sensación como:
  • Un calor repentino en el pecho, en la cara y en el cuello, además de enrojecimiento.
  • Escalofríos
  • Ansiedad
  • Palpitaciones
  • Trastornos en el sueño
  • Sudoración nocturna

 

  1. También se producen cambios en los aparatos genital y urinario
  • Se producen distrofias vulvares, también llamadas vulvovaginitis atróficas o dermatosis. En la vulva se producen cambios con la llegada de la menopausia, debido al déficit de estrógenos, caracterizadas por una disminución del tamaño de la vulva debido al adelgazamiento de la piel y la pérdida de grasa.
  • El vello del pubis será cada vez más escaso
  • El epitelio vulvar adelgaza, lo que puede producir irritación en los genitales externos que se denomina prurito vulvar. Esto hace que la mujer sea más propensa a la infección y produce molestias en las relaciones sexuales debido a la disminución progresiva del flujo vaginal y la lubricación.
  • En esta etapa de la vida de la mujer también se puede producir una disminución del apetito sexual.

 

  1. Durante la menopausia se produce, a sí mismo, una gran pérdida de la masa ósea, proceso que puede durar de 5 a 10 años.

 

  1. Los síntomas más prominentes y graves a nivel psicológico se relacionan con (Sarduy, T., et al., 2019).
  • Estado de ánimo depresivo. Varias hipótesis señalan que el estrés psicosocial puede afectar los valores de los esteroides gonadales e influir en el estado de ánimo.
  • Irritabilidad
  • Cansancio físico y mental, sobre todo en las mujeres con una gran carga de responsabilidades en el trabajo.

 

¿Aspectos a tener en cuenta?

Algunas de las recomendaciones mencionadas en el artículo de María Ismary TuriñoSarduy y colaboradores (2019) son las siguientes:

  1. Fomentar un estilo de vida más saludable, a través de:
  • Realización de ejercicio físico regular
  • Control del peso corporal
  • Alimentación rica en calcio y vegetales naturales. Es recomendable la ingestión de alimentos ricos en calcio y bajos en grasas saturadas; si existe intolerancia a los lácteos se sustituirá por suplementos de calcio y vitamina D.
  • Reducción del tabaquismo y del consumo de bebidas alcohólicas.

 

  1. Tratamientos para mejorar la calidad de vida:
  • Terapia hormonal (TH): disminuye en 80 % la frecuencia y la gravedad de los sofocos. Las mujeres posmenopáusicas con TH tienen menos depresión, hostilidad y agresividad. Tienen más lubricación, orgasmos y satisfacción. Sin embargo, el personal médico debe evaluar y establecer los riesgos de esta terapia para ajustarlos a cada paciente.
  • Terapias no hormonales, en este caso, los antidepresivos. Hay evidencias que muestran poder ser beneficiosas en mujeres con síntomas vasomotores, con contraindicación de TH.

 

Otras terapias destinadas a las enfermedades asociadas

  1. Tratamientos para disminuir el riesgo cardiovascular:
  • Cambios del estilo de vida:
  • Actividad física: Mejora los factores de riesgo cardiovascular y disminuye hasta en un 43 % el riesgo coronario. Para realizar ejercicios físicos asociados a las actividades cotidianas, se pueden establecer tres niveles según la frecuencia.
  • Primer nivel: varias veces en la semana (cuatro veces por semana como mínimo). Aquí se recomienda la realización de actividades físicas, con duración de al menos 30 minutos, de intensidad moderada y prácticamente todos los días de la semana.
  • Segundo nivel: 3-5 veces por semana. Aquí se incluye la práctica de ejercicio aeróbico con una duración de 20 a 30 minutos por día, 3-5 veces por semana. Entre estas actividades encontramos el caminar rápido, correr, la bicicleta, o la natación, entre otras al gusto de la persona.
  • Tercer nivel: normalmente en este nivel son actividades de fortalecimiento muscular y flexibilidad, mediante los estiramientos y trabajo de la propiocepción, el equilibrio o ambas. Se recomienda realizarlas de 2 a 3 veces por semana, de forma individual o colectiva. Estos mejorarán las tensiones musculares, sobre todo de la zona paravertebral, para aliviar los dolores cérvico-dorsales y lumbares.
  • Cuarto nivel: Ocasionalmente. En este nivel se debe disminuir el sedentarismo, fomentar la caminata (mínimo 30 minutos diarios), no cenar directamente antes de dormir y realizar un pequeño paseo después de la cena. Siempre se sugiere hacer un cambio en las actividades cotidianas, por ejemplo, subir las escaleras en lugar de utilizar el ascensor o las escaleras mecánicas, bajar del transporte público una parada antes, caminar hacia el trabajo, usar la bicicleta para desplazarse u otras actividades similares.
  • Dieta: El riesgo de padecer afecciones coronarias disminuye 4 % por cada fruta o porción de verdura que se ingiera al día.
  • Cigarrillo: Aumenta el riesgo de accidentes coronarios y cerebro-vasculares. Abandonar el hábito reduce hasta en un 36 % el riesgo de mortalidad.
  1. Tratamientos para tratar riesgos de osteoporosis:
  • Cambios de estilo de vida:
  • Actividad física. Caminar 4 horas a la semana disminuye el riesgo de fractura en un 41 %.
  • Mayor exposición al sol. Las personas que sufren fracturas tienen menos exposición al sol (vitamina D). Esta tiene un efecto positivo sobre la densidad ósea y cierta tendencia a reducir fracturas vertebrales aunque se investiga sobre si disminuye las fracturas no vertebrales.
  • Disminuir consumo de cigarrillos, pues fumar se asocia con mayor riesgo de fractura.

 

Por último, recordar que la experiencia de la menopausia es diferente para cada mujer que depende de las características de cada una de ellas, de las diferentes culturas y etnias a las que pertenece y al punto de vista de cómo lo vive cada mujer. La menopausia además no es el final de la vida sino el comienzo de una nueva etapa que ocupa casi la tercera parte de la vida femenina, no es el cese de la existencia, sino una etapa que deja abierta las puertas al disfrute de una nueva forma de vida con menos tensión, con menos carga, una etapa en la que se dice adiós a los anticonceptivos, adiós al síndrome premenstrual, y se da la bienvenida a una nueva etapa de bienestar.

 

 

Bibliografía

Capote Bueno, M. I., Segredo Pérez, A. M., & Gómez Zayas, O. (2011). Climaterio y menopausia. Revista cubana de medicina general integral, 27(4), 543-557.

De Cetina, C. (2006). Los síntomas en la menopausia. Rev Endocrinol Nutr, 14(3), 141–148.

Greendale, G. A., Lee, N. P., & Arriola, E. R. (1999). The menopause. Lancet, 353(9152), 571–580. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(98)05352-5

Ouzounian, S., y Christin-Maitre, S. (2005). What ismenopause?. La Revue du praticien, 55(4), 363-368.

Sarduy, T., Colomé González, M. I., Fuentes Guirola, T., & Mora, E. (2019). Síntomas y enfermedades asociadas al climaterio y la menopausia. Medicentro Electrónica, 23(2), 116–124.

Schmidt, P. J., & Rubinow, D. R. (2009). Sex hormones and mood in the perimenopause. Annals of the New York Academy of Sciences, 1179, 70–85. https://doi.org/10.1111/j.1749-6632.2009.04982.x